Consciente definición.
La RAE nos da la siguiente definición de consciente, dicho de una persona: Que tiene conocimiento de algo o se da cuenta de ello, especialmente de los propios actos y sus consecuencias. Consciente de su error.
Otras definiciones serían:
- [persona] Que siente, piensa y actúa con conocimiento de lo que hace.
“el fiscal afirmó que el acusado era consciente de sus actos cuando disparó” - Que se lleva a cabo con conocimiento de lo que se hace o que lo denota o implica.
“durante años mantuvo una oposición consciente a la dictadura” - [persona] Que tiene capacidad para percibir estímulos sensibles y comprender lo que sucede a su alrededor.
“el herido permanecía consciente en el interior del vehículo accidentado”
Ser consciente.
Ser consciente o ampliar la conciencia tiene que ver con la habilidad de darse cuenta de uno mismo, de lo que pasa en todo momento y de la interacción con el exterior, desde tener presente lo que se piensa hasta cómo afecta la vida diaria personal y al mismo tiempo cómo se afecta a los demás. Se trata de estar alerta o consciente. Nuestra capacidad de atención va de 7 a 9 cosas a la vez, simultáneos. Mientras leemos podemos ser conscientes de la temperatura de la habitación, de nuestra postura, de los ruidos que nos rodean, de lo que hay cerca, los colores, de la hora del día, de la luz, etc. Todo al mismo tiempo, pero sólo podemos estar enfocados en una cosa. Cuando pensamos lo que haremos más tarde, perdemos el momento presente. Se pierden fracciones de información y por eso luego nos damos cuenta que nos faltaron detalles porque no pusimos la suficiente atención, por la falta de concentración o de conciencia, por ejemplo, en una conversación te piden que recuerdes algo y como estabas pensando en otra cosa te cuesta recordarlo.
Nuestra atención consciente oscila entre una cosa y otra todo el tiempo. Hay muchas distracciones y hemos adquirido el hábito, en este mundo tan saturado de estímulos, de estar en dos o más planos de conciencia en el mismo momento para tener resultados más rápidos, aprovechar el tiempo, hacer varias cosas a la vez nos hace sentir bien, en parte por el ritmo vertiginoso que llevamos, sin embargo en esta multitarea que nos ponemos, seguramente algo sale mal. Cocinar, hablar por teléfono y pintarse las uñas, está bien, sin embargo, una de esas actividades saldrá bien y las otras dos no tendrán la atención completa y el enfoque necesario, es mas que probable que que la receta incluya como ingrediente el esmalte de uñas y de la conversación pierdas parte de la información.
Las distracciones son neutras, no son malas en sí mismas. Lo negativo es que por ellas no logramos concentrarnos en una sola tarea a la vez y, por lo tanto, no terminamos ninguna con éxito o dentro del tiempo que tenemos previsto para ella. Este es un problema cada vez más frecuente en la actualidad que lleva, en muchas ocasiones, a sentimientos de frustración, ansiedad, cansancio y a altos niveles de improductividad en las organizaciones. Enfocarse en una sola actividad se ha convertido en una capacidad extraña en el mundo de hoy y según Cal Newport, (autor del libro Enfócate) en un activo cada vez más valioso en un entorno competitivo y lleno de trampas, redes sociales, televisión, estímulos continuos que roban nuestra atención. Trabajar a fondo permite dominar información en menos tiempo, resolver problemas de manera efectiva y obtener resultados sobresalientes, lo cual redunda en satisfacciones personales y un impacto laboral positivo. A partir de cuatro reglas prácticas, en este libro Cal Newport propone desarrollar y aumentar los niveles de concentración en un mundo que incentiva y promueve la hiperconexión y la “multitarea”.
Ser consciente de “quién soy y cómo soy” es algo que pocos hacen. Estamos más orientados a darnos cuenta de quién es y cómo es el vecino, el compañero, el primo, la pareja, etc. Y generalmente nos damos cuenta de sus defectos o tal vez de lo que tienen que nosotros no tenemos. Generamos juicios y criticamos rápidamente. En sentido contrario, cuando alguien nos critica o hace algún comentario sobre nuestra manera de ser nos sorprendemos, nos disgustamos y no lo podemos creer seguramente porque no somos conscientes de nosotros mismos.
La conciencia activa, enfocada y amplia nos llevará a darnos cuenta cómo afectamos a los demás con nuestros pensamientos, palabras y acciones, en nuestro caso en nuestra labor de voluntariado. Cada cosa que hacemos y decimos incide en alguien o afecta a alguien de manera positiva o negativa. Ser consciente es como estar al lado de nosotros mismos, observando nuestras acciones y resultados. “Ser consciente de mi habilidad para ser consciente” lleva tiempo y valor. Cada momento podemos tener el campo consciente encendido o apagado, o funcionando en automático. Podemos ser conscientes de nuestras emociones y cómo nos afectan, darnos cuenta de nuestras respuestas ante eventos inesperados, cómo influimos en otros por nuestras palabras y acciones, de esa manera nos conocemos mejor. Observarse de manera consciente y objetiva para verificar, corregir y moderar nuestro comportamiento, seguramente nos hará ser mejores hermanos, padres, parejas, en definitiva mejores personas.

