
“Las metáforas quizás sean una de las potencialidades más fructíferas del hombre. Su eficacia raya en lo mágico, y parece una herramienta para la creación que Dios olvidó dentro de una de sus criaturas cuando la creó”
José Ortega y Gasset
¿Qué son las metáforas?
Una metáfora es una figura retorica, que generalmente intenta referirse a algo sin nombrarlo. Las cuentos y metáforas son recursos o historias de la lengua que implican una o varias comparaciones e incluyen; comparaciones sencillas o símiles, historias y parábolas. Consiguen comunicar de forma indirecta aquello para lo que están pensadas.
Una buena metáfora puede iluminar rincones desconocidos al relacionar una cosa con algo que ya conoce. Explicar una historia de forma elegante, distrae la parte consciente y activa una búsqueda inconsciente de recursos y significado. El inconsciente aprecia relaciones. Para crear una metáfora eficiente, que lleve a la resolución de un problema, la relación entre los elementos de la historia deberá ser la misma que hay entre los elementos del problema.
El inconsciente capta el mensaje y empieza a realizar los cambios necesarios. A medida que el ser humano evoluciona, su lenguaje se hace cada vez más metafórico. Las metáforas y los cuentos nos ayudan a transformar nuestro modo de pensar en los problemas, nuestro modo de percibir y sentir las cosas, orientan la mente hacia la libertad y la novedad y nos dan la opción de aplicarlas a nuestras propias necesidades sin limitación de ningún tipo.
Las metáforas funcionan a nivel del subconsciente que cuando las aceptamos, las cosas que pensamos cambian y como consecuencia nuestra respuesta emocional se modifica. Conviene pues hacernos cargo de nuestras propias metáforas, no sólo para evitar las que constituyan un problema, sino también para quedarnos con las que más nos beneficien. De ahí la importancia de usar palabras que generen imágenes potenciadoras y positivas.
Por ejemplo una persona que al realizar un comentario, que se exprese diciendo: -La vida es una continua lucha-. Se está produciendo una imagen interna de sufrimiento, desgaste, esfuerzo, etc. Por el contrario otra persona que se manifiesta: -La vida es como un jardín a cuidar-. Se está representando imágenes y sensaciones que le invitan a estar atenta, cuidadosa, dispuesta, y a la vez disfrutando de la belleza.
A continuación os dejo con algunos de los cuentos o metáforas que mas me han hecho reflexionar y pensar en los últimos tiempos. La primera historia es de un gran compañero y amigo; Hilario, que nos cuenta una metáfora con el personaje Nasrudín.
Nasrudín y el nuevo discípulo
Un día, Nasrudín recibió en el Templo a un nuevo discípulo. Nasrudín inmediatamente le llamó y el nuevo discípulo le contestó:
– En breve voy donde usted, Maestro. Necesito terminar esta tarea rápidamente y así podré prestarle toda mi atención.
Pasados varios minutos, el nuevo discípulo, algo nervioso ante la idea de aprender de este gran maestro, se acercó a Nasrudín.
– ¡Estoy listo Maestro!
– Muy bien. Las escaleras del Templo son viejas y algunas maderas se encuentran levantadas. Por favor, coge el martillo y vuelve a clavarlas. El nuevo discípulo así lo hizo. Tardo menos de lo que el mismo esperaba. Contento, le volvió a decir:
– ¡Estoy listo Maestro!
– Muy bien. Las puertas del Templo son viejas y muchas de ellas no cierran. Por favor, coge el cepillo y haz que encajen bien. El nuevo discípulo así lo hizo. Tardo menos de lo que el mismo esperaba. Contento, le volvió a decir:
– ¡Estoy listo Maestro!
– Muy bien. Las árboles del jardín del Templo están descuidados. Por favor, coge las tijeras y pódalos. El nuevo discípulo así lo hizo. Tardo menos de lo que el mismo esperaba. Contento, le volvió a decir:
– ¡Estoy listo Maestro!
Y así, una tarea tras otra, el nuevo discípulo las iba ejecutando con rapidez.
Tras varios días así, ya cansado, el nuevo discípulo le preguntó a Nasrudín:
– No entiendo, Maestro. He venido hasta este Templo para aprender de usted y no hago otra cosa que encadenar trabajos, uno tras otro. Los hago lo más rápido que puedo para empezar mi aprendizaje. Pero una vez finalizada me manda otra nueva tarea.
– La lección empezó con la primera tarea y este lamento tuyo quiere decir que no has aprendido nada. Por suerte para ti este Templo es muy grande y viejo. Todavía te quedan muchos trabajos por hacer.
– …Sigo sin entender, Maestro.
– Tu impaciencia te lleva a cortar el árbol antes de que crezca. Si encadenas trabajos uno tras otro y los realizas todos rápidamente no disfrutas de ninguno de ellos. Y dándose la vuelta, para mirar el jardín, Nasrudín continúa diciendo:
– Ni siquiera te paras a ver la belleza de tu propia labor. Por suerte para ti este Templo es muy grande y viejo. Las campanas de este Templo tienen muchos años y están agrietadas…
Jose Hilario Nieto Gómez
